Acabo de escribirte unos mensajes. Conversamos puras estupideces: "¿Cómo has estado?", "¿No has tenido problemas?", "Las niñas te envían saludos...".
Nada importante, nada de lo que realmente quisiera hablarte. Cosas como que te he soñado todas las noches y todas las mañanas, cosas como que estoy cansado de extrañarte y que estoy dispuesto a dejarlo todo si me das otra oportunidad. Que sé que puedo vivir sin ti, pero NO QUIERO hacerlo.
Que te encuentro en todas las canciones que oigo, en los libros que leo... que quiero gritar que te amo, decirlo hasta el cansancio. Que en el fondo de mi sé que todavía me amas y que no entiendo porqué nos fuimos al carajo.
Sé que me lo dijiste, pero no logro procesarlo. Sé que ya tienes tu vida re-hecha y que no volverás a mi. [Pero es que no te imaginas lo mucho que me haces falta].
Siento que mi vida no va a ninguna parte sin ti y que los logros que he obtenido no compensan el haberte perdido.
Que pese a todo el dolor que tengo nunca te he llorado, no he podido hacerlo y eso hace que sólo crezca más y más... Que salvo algunas lagrimas antes de dormir o al despertar no he podido hacer más [Y que son insignificantes, del mismo tipo que salen cuando bostezas].
No me puedo quitar el peso de esta perdida...
Te hablé hace unos momentos y no pude decirte todo esto que siento...