“¿Por qué habré de escribir si apenas sé tomar una pluma? Siento a veces el corazón lleno de ira, acongojado, y en momentos una alegría inmensa que me consume hasta enloquecer. A veces el trazo sobre el papel me conduce por lugares que jamás imaginé conocer (…). Lo más importante al escribir es, sin lugar a dudas, ser leído y tener la posibilidad de leer a otros tantos corazones abiertos a la comunicación, sin pensar en rimas ni consonantes, sin esperar una literatura perfecta… sólo queriendo gritar entre líneas: ESTOY AQUÍ” declara Vanessa García, una de las fundadoras del grupo en facebook “Poetas Ausentes”.
Este grupo que, como tantos que abundan en la red por todo el mundo, se dedica a dar voz a aquellos escritores sin rostro, posibilitando traspasar las barreras geográficas y económicas que implica el poder escribir. Quizás lo más característico de quienes componen estas sociedades, es que sin poseer ninguna escuela algunos merecen el respeto hasta de los más grandes.
Claro ejemplo es la no tan anónima y autodenominada “pseudo-escritora” María Luisa Córdova, estudiante de periodismo. Quien se ha hecho bastante conocida por los escritos en su
blog. “El tipo de literatura que hago es súper sencillo, es la clase de cosa que cualquier persona observadora podría escribir si realmente lo quisiera, y en parte por eso creo que he tenido tan buena crítica.” Comenta la joven diva mientras apaga su cigarrillo.
Aún así, María Luisa es de las personas que prefieren escribir para sí mismas, “me cuesta desprenderme de las cosas que escribo, si incluso hasta me cuesta subirlas al blog”. Lo que no quiere decir que sólo publique en su página, ya que hace un tiempo regaló algunos de sus primeros cuentos a familiares quienes han expandido su literatura a un nivel micro.
Pero la pasión que ella posee por la literatura no es muy común en la mayoría de los niños. Principalmente porque los chilenos no poseemos un nivel intelectual suficientemente alto. Basta mirar que Chile tiene el impuesto al libro más alto en el mundo (19%). ¿Será acaso que nuestro país está tan subdesarrollado que ni siquiera es capaz de hacer cultura por leer? En otros países de la región tal impuesto no existe y en general, en todos los países desarrollados a los cuales se suele mirar como modelo a seguir el impuesto que reciben los libros no supera el 7%.
Ahora bien, hay que preguntarse si el que cuesten un 19% más cambia la realidad de la venta de libros, y en consecuencia la existencia de los poetas sin rostro en Chile.
Ante esto, la fundación La Fuente, en conjunto con Adimark realizó un estudio llamado “Chile y los libros: índice de lectura y compra de libros”. El estudio se basó en una encuesta telefónica a una muestra probabilística compuesta por 1.014 personas, mayores de 18 años, residentes en las 16 principales ciudades del país. El resultado fue que un 45% aproximadamente no lee libros en absoluto. Mientras que sólo el 21% de los encuestados, puede calificarse como lector habitual, dicho de otra manera, son aquellas personas que dedican a lo menos algún tiempo cada semana a esta actividad.
Este resultado se asocia fuertemente al nivel socio-económico de las personas. A mayor nivel socio-económico, mayor es la proporción de lectores. ¿Se puede pensar, entonces, que los escritores anónimos son de estratos altos? Ciertamente no, puesto que si así fuera estaríamos negando la existencia de escritores como Hernán Rivera Letelier, un simple minero que escribía tras las sombras por temor a las burlas. “El talento no lo regalan, es algo con lo que se nace y hay que cultivarlo” explica el escritor del desierto argumentando que el dinero no es sinónimo de calidad literaria.
Al igual que María Luisa, Letelier no se considera un escritor y a ratos hasta se cree un impostor por no saber nada de literatura y conseguir incluso mayor reconocimiento que Enrique Lafourcade. Y es que Letelier, según explica, simplemente hecha a volar su imaginación, pero no advierte que en estas palabras está es la verdadera esencia de un alma escritora. El vivir soñando porque sólo al soñar tenemos libertad, porque siempre fue así y porque siempre así será.
No obstante, hay que reconocer que ningún escritor puede estar completo si es que no es leído, puesto que si así fuera, sería como aquel árbol que da sus hermosos frutos pero que nadie los come.
La otra cara de la pluma escritora, busca entonces, hacer llegar esos frutos a la gente para producirles el éxtasis literario que envuelve a los escritores. Hace unas décadas atrás esto era prácticamente imposible y llegar a publicar algo requería una inversión tremenda.
Sin embargo, por estos días las cosas se han facilitado bastante y la sociedad de los poetas muertos parece ya no estar tan muertos. Sin lugar a dudas el nacimiento de la Internet ha significado un rayo de luz que disipa las sombras del anonimato. La existencia de foros de literatura, blogs personales y grupos como “Poetas Ausentes” permite que cientos de personas puedan compartir los susurros de su alma con otros cientos de personas.
Esto no quiere decir que desaparezcan 100% del anonimato, la verdad es que les da un reconocimiento abstracto que, para que sea real se necesitan otros métodos como concursos literarios y la impresión de libros que posibiliten abrir las puertas de editoriales, tal como debió realizar el escritor minero Letelier.
Lamentablemente el arte y la cultura es la ultima prioridad del gobierno y esto imposibilita muchas veces que personas como María Luisa o Vanessa puedan seguir con la literatura por un camino más profesional. Esta es la principal razón por la que nació Poetas ausentes. “A la ciudad le faltan movimientos literarios, promover el arte en todos sus sentidos, aquí muy rara vez se hacen tertulias literarias, y si las hacen no son para el público en general. Principalmente cree el grupo pensando en que todos tenemos ese poeta dentro que a gritos pide salir” comenta Vanessa quien bastante conforme se encuentra con la acogida que ha recibido poetas ausentes.
No obstante, siempre existen métodos alternativos como diversas páginas webs que otorgan la posibilidad de publicar e imprimir los trabajos de los escritores anónimos. Una de ellas es escritores.cl que por un monto no tan elevado (15 mil pesos) dan la posibilidad de que gente común y corriente pueda imprimir sus libros y poseer su propia página personal para publicar sus trabajos.
María Luisa, pese a no ser completa partidaria de compartir sus escritos comenta que no descarta la posibilidad de imprimirlos. “Supongo que en algún momento lo haré, aunque sea para conservar los escritos, creo que no hay nada más bonito y que huela mejor que un libro, en serio me encantaría tener uno mío.”
Y es que, efectivamente, dejar el anonimato y poseer tu propio libro es la muestra más evidente de que has cumplido el propósito de la vida: dejar una huella…