miércoles, 31 de diciembre de 2008
Sacando cuentas
domingo, 21 de diciembre de 2008
Del vino y de las mujeres
Bebe el vino y emborráchate en compañía de tu hermano del camino. Siente el vértigo de la noche que te llama a extraviarte en ella y sus mil oscuras caras. Recorre las calles y vuelve a tu alcoba noche tras noche. Disfruta con la compañía de tu bella y voluptuosa mujer. Vive cada orgasmo como si fuera el último, disfruta tus encuentros con cada centímetro de piel. Embriágate del perfume que emana de tu compañera y enróllate en su cabellera. Goza de tu desnudez y del sol bañando tu sexo. Llega al límite en que la fuerza centrífuga tienda a lanzarte despedido de esta realidad.
Pero durante tu enajenación, sólo una cosa: una fina hebra roja que recorra tu columna de principio a fin. Que algo, un mínimo de conciencia y dignidad quede encerrada en ese espacio. Eso significará para ti el puente entre la muerte y el control del carruaje cuando hayas llegado al borde del precipicio. Una vez retener y otra vez soltar. Una vez contener y otra vez liberar. Luego deberá venir el tiempo de sentarse y reorganizar los ejércitos. Ahora sólo disfruta el vino... y las mujeres.
sábado, 20 de diciembre de 2008
estupideces que vuelan a la mente
O ¿acaso una pequeña parte de mi si creerá? o tal vez me habré equivocado y realmente no he perdonado nada aún. En el caso hipotético que fuese así, ¿puede esto repercutir en mis días? La verdad no, no tiene porqué hacerlo... entonces no hay nada de que preocuparse.
Sí, que fácil decirlo ¿no?
jueves, 18 de diciembre de 2008
Experiencia vs descubrimiento
La ultima vez que fui estuve conversando con mi mejor amigo allí. Recordando viejos tiempos... viejos amigos y las tonteras que hacíamos cuando eramos más chicos. Llorando las penas de amor me di cuenta que nosotros dos, que de pequeños empezamos a salir con mujeres somos los que estamos mas cagaos respecto a las mismas. En cambio otros amigos, que entraron al jueguito tiempo después o en algunos casos, recién ahora. Están en su mejor momento.
Siempre lo atribuí al hecho de que ellos están en una etapa de "luna de miel" una etapa de descubrir, de aprender experiencias nuevas. Etapas que, en el fondo, yo ya viví. Esto me lleva a cuestionarme si acaso me habré iniciado muy joven. Si acaso esa chispa que uno siente al comienzo de todo era limitada y la mía ya se gastó. ¿será posible?
Eso explicaría muchas cosas que no me dan tranquilidad. Por otra parte, el ganar la experiencia que poseo y las cicatrices que me han marcado son lo que me han llevado a crecer y obtener esa sabiduría de vida que he mencionado en ocasiones anteriores. De este enfoque no es errado el camino que he ido construyendo. Aún así no responde la interrogante de porqué me ha sucedido todo lo que he pasado. Es cierto que creo en la postura de que todo pasa por algo, pero seamos francos. No es mas que una mera explicación al igual como lo es la invención de Dios para explicar nuestra existencia.
Y no digo con esto que sea un positivista ya que la ciencias sólo son conjeturas que buscan contraponerse a la fe, y ciertamente no creo ni en lo uno ni en lo otro.
Pero volvamos a lo que nos concierne: Las chispas. ¿será que si hubiese descubierto aquellos sentimientos ahora podría la historia de mi vida ser distinta? profunda pregunta cuya respuesta es un certero sí. Pero la verdad es que en ese caso no tendría más sabiduría que ahora, muy por el contrario. Para dejarlo más claro, es como si fuésemos en una pista atlética donde en mi realidad estoy en el tramo más largo y fatigante. Ellos tienen más energías pero van atrás de mi. es decir, aun no llegan a este tramo.
Solo resta desearles, entonces, mucha suerte para que cuando lleguen aquí posean la suficiente fuerza para no desfallecer. Pero entre nos, aún cuando llevo ventaja me producen cierta envidia....
martes, 9 de diciembre de 2008
Nubes en días soleados
* Pienso en los consejos recibidos: "Aprovecha tu tiempo".
* Pienso en mis logros obtenidos: Perdonar, continuar, crecer.
* Pienso en mis objetivos: Sólo estudiar; olvidar el pasado; disminuir mi adicción a la nicotina.
* Pienso en mis motivaciones: Mi familia, mi orgullo y mis amigo.
* Pienso en mis sueños: Aprender, trabajar, viajar este verano.
* Pienso en mis temores: Genio maligno, viejos fantasmas, perder mi norte, caer al abismo.
Y es que es precisamente esto ultimo lo que balancea mi pequeña balsa dándome la impresión de que se acerca una tormenta. ¿será acaso una señal?. Me mantengo fiel a mi razón y a mis pensamientos que no hay prueba que me supere. Pero las cosas bajas nublan mis sentidos y me hacen bacilar.
Necesito un descanso, apagar mi mente por un tiempo, pero para eso falta aún un mes. Me sorprende y decepciona el hecho de que este año ha sido de sequías. Todo pasa por algo ¿no? y lo que no pasa también. Ya lo dije antes: no es mi tiempo. Pero... quiero que lo sea.
Me sostengo en ambiguas ilusiones de un porvenir fructífero. Pero el hecho de saber que son ilusiones me provocan temor. Cito un escrito encontrado por ahí:
" Ilusión es levantarse todos los días pensando en ti y en un futuro juntos, es imaginarse una vida solo contigo. Ilusión es dedicarte cada uno de mis escritos esperando obtener como única recompensa una sonrisa de tus lindos labios, es sentir que contigo mis sueños se han hecho realidad. Ilusión es vivir una mágica historia a tu lado donde las fantasías y quimeras más inalcanzables dejan de ser una utopía para convertirse en una realidad..."
En fin... ya es tarde y estoy cansado de pensar. Creo que mejor iré a dormir.
Au revoir
jueves, 4 de diciembre de 2008
Calama tierra de sol e inmigrantes
Por Alejandro Ledezma H.
(Paralelo 2)
Cuando son pasadas las cinco de la tarde, todos los días en esta época del año, el sol se impone como un brasero sobre la ciudad de cobre con tal magnitud que hasta las rocas parecieran sudar. A esa hora en el terminal de buses de la línea 7, ubicado en el sector norponiente de la ciudad, un grupo de choferes escapa del calor en el casino de su paradero, ayudados por un pequeño ventilador y un plasma de 32 pulgadas donde observan el partido de Colo-Colo v/s Cobreloa por el CDF. Al menos la mitad de los presentes son extranjeros, según comenta el sereno del recinto.
Uno de los choferes se encuentra cómodamente recostado sobre su silla con un vaso de bebida bien helada para combatir el calor. Su nombre es Sandro, tiene 34 años y proviene de Perú. Su mirada gastada, su postura distante y los tatuados rayos de sol sobre su piel evidencian los dos años y medio que lleva en la ciudad. Comenta que fue la situación económica la que lo trajo a estas tierras ya que lo que ganaba en dos meses en su país, aquí lo puede ganar en una semana. A ratos parece más interesado en la televisión, lo que da la sensación de que no le gusta hablar de su vida. Aun así, de su familia dice que tuvo que dejarlo todo, y con cierta resignación añade: “al principio cuesta un poco… pero luego te acostumbras”.
El partido termina, los choferes despiertan de su trance televisivo y salen a ver cuál es el próximo recorrido que les corresponde hacer
En el otro extremo de la ciudad, paradójicamente sucede todo lo contrario. Por la salida noreste de Calama, en la ruta que conduce al poblado de Chiu-Chiu, casi finalizando el barrio industrial se encuentra el terminal de la línea 222 de microbuses. A pesar de estar mucho más alejado que el terminal de la línea 7, su acceso es bastante más sencillo al tener una ruta bien definida, semi pavimentada y sin jaurías de perros bravos merodeando el lugar. Cuando son cerca de las seis y media de la tarde, el calor aún es insoportable. El chofer de la maquina 238, Mario Fuentes de 44 años sale del baño con la cabeza empapada dirigiéndose a su “liebre” ya que debe prepararse para la próxima vuelta. Mientras acomoda los letreros de su recorrido comenta que es de nacionalidad boliviana, aunque vivía con su familia radicado en Argentina. Su paso por la ciudad no era precisamente para buscar trabajo, sino que fue una parada mientras se dirigían a vacacionar a su país natal.
“Mi cuñada me dijo que necesitaban choferes para estas micros. Vine a probar por unos meses, y aquí estoy: a punto de cumplir el año”, dice Mario con bastante simpatía. Pero la verdad no es una ciudad que le agrade, ya que las complicaciones en el modo de trabajar, el trato de algunos calameños xenofóbicos, las condiciones de la misma urbe, y sobre todo, la angustia de estar lejos de sus hijos son motivos suficientes para querer volver a casa. Sin embargo, la principal cadena que lo ata es precisamente el trabajo.
Menciona que ha pensado en la posibilidad de traer a su familia, pero es complicado por el hecho que su hija mayor entra a la universidad el próximo año, y es posible que en sus prioridades no esté la opción de ir a vivir con su padre en un inhóspito desierto. Mario intenta mantener la misma simpatía inicial, pero es evidente en su cristalizada mirada que no es un tema fácil de abordar. Observa su reloj, le quedan cinco minutos antes de iniciar el recorrido. Vuelve a repetir la idea de irse –que según dice, será a fin de año- ya que su familia le importa mucho más que el dinero.
“Las mujeres y los trabajos son fáciles de encontrar, los hijos no”, dice con un tono muy seguro de sí mismo. Enciende el motor, va a retirar la tarjeta de su recorrido y parte con rumbo a la ciudad.
La Otra Cara del espejo
Pero la realidad es que no hay trabajo para todos, y esto bien lo sabe Francilena Urillo, una colombiana de 36 años que hace 8 meses, como muchos otros, decidió abandonarlo todo por un sueño que no encontraría. Su mirada es nostálgica y se pierde en el asfalto mientras dice “no es como yo esperaba. Pensé que me recibirían mejor”. Rápidamente su expresión cambia al mirar a la otra mujer que la acompaña y que la está apurando. Las dos colombianas salen de la Gobernación Provincial igual que muchos otros extranjeros que día a día concurren a esta institución o a la PDI para regular su situación que, como explica el comisario Sepúlveda, se debe básicamente a ignorancia por parte de los inmigrantes.
“Ellos creen que es cosa de venir, pedir trabajo y listo”, comenta el comisario, pero es un papeleo un poco más complejo que, además de velar por los intereses propios como nación, también son para velar por los mismos derechos de estos inmigrantes. Es decir, que tengan un buen contrato de trabajo, no sean discriminados ni oprimidos, y que, en el fondo, puedan obtener las oportunidades para cumplir aquel sueño americano que vinieron a realizar en esta especie de tierra prometida.