viernes, 18 de diciembre de 2009

Feliz Navidad



Del día de la madre al día del padre, de éste al del niño, próximo está fiestas patrias, seguido viene halloween y ahora es el turno de la navidad. Durante todo el año no es posible encontrar algún periodo donde no exista alguna festividad que amerite entregar regalos, y
en su efecto: comprar. Pero de todas las fechas que existen –de las cuales también se encuentra pascua de resurrección, el día de los enamorados, el retorno a clases, por añadir más a la lista- la que se lleva el premio mayor es la de la navidad.

Ya que, es en esta fecha donde la gente cae presa de las publicidades del comercio y gasta más que en cualquier otra etapa del año. Y es que si bien el 18 de septiembre es la celebración de nuestra patria, y como buenos chilenos no es posible estar sin el buen asado familiar con su vasito de vino tinto. La navidad es un asunto completamente distinto.

Es en estas fechas donde toda la bondad del hombre aflora desde lo más recóndito de su ser, donde las tareas de estos días se resumen en reunir familiares y amigos, enviar felicitaciones y cartas de buenas intenciones. No es tiempo de disquisiciones conceptuales. Es la época de pensar en los que están lejos. Tiempo, también, de reflexión y buenos propósitos. En síntesis, es tiempo de compartir.

Puesto que la navidad lo primero que provoca es un sentimiento de alegría, satisfacción y esperanza: colores verdes y rojos contrastando con blancos y dorados. Todos parpadeando al compas de una melodía monofónica que durante años no ha cambiado, y que a pesar de que la tocan todo el día no logra aburrir a nadie.


Y es en esto donde se apoyan las multitiendas, apelando a la emotividad de las personas. Con lo cual son las grandes ganadoras en todo este juego.

Sin embargo, más allá de la veracidad que posean estas publicidades, o de las inmensas ganancias que obtengan los comerciantes, hay un hecho en concreto que es el cambio radical en los regalos que se le piden al viejito Pascuero.

Atrás se quedaron los días en que los niños escribían cartas con una caligrafía muy básica (propia de un niño entre 8 y 12 años) para decirle al viejo Pascuero cuán bien se portaron durante el año y solicitar aquella bicicleta que tanto anhelaban. O las barbies que eran el regalo preferido de las niñas.

En los tiempos actuales es tanta la objetividad y lo prematuros que son los niños que ya ni siquiera creen en ese hermoso mito que era aquel viejo panzón de barba blanca. Y en el mejor de los casos que aún crean en él. Las cartas que llegaban a la empresa de correos van cambiando su rumbo conforme pasa el tiempo. Esto porque ahora, si llegan a enviar, son e-mails a alguna pagina web que trate sobre el tema.


Los regalos también han cambiado, las bicicletas, las pelotas de futbol, los camioncitos, las barbies, las muñecas de trapo o los bebés (como el chiquitín cacu) son regalos que sólo pueden optar “los más chicos” (menos de 7 años). En cambio, los niños no tan pequeños todo lo que piden son aparatos electrónicos. Es decir, desde un simple reproductor MP4 o alguna cámara digital, hasta algún notebook o netbook para uso personal (¿para un niño de 10 años?). Si no es eso, también pasa por los celulares, los LCD, las consolas de videojuegos como el Nintendo Wii, la XBOX o el PlayStation están a la orden del día.

Y es así que las costumbres de años atrás se van perdiendo, como el hecho de ya no cenar a las 12 (ahora se cena más temprano), la misa de gallo a la cual era imperdonable faltar ahora sólo es una misa más. Y cuando todos ya han abierto sus presentes ya no salen a la calle a mostrar sus regalos a los vecinos como sucedía antiguamente. A alardear con los otros niños sus obsequios o salir a jugar juntos porque les dieron lo mismo (y que ambos querían). Ahora sencillamente se quedan encerrados probando sus nuevas consolas, conectando sus nuevos computadores o simplemente disfrutando sus aparatos tecnológicos.

Y es de este modo que el individualismo se va arraigando cada vez a más temprana edad en nuestra sociedad. Lo cual conlleva a problemas de comunicación que posteriormente los padres reprochan a los niños o estos a los progenitores.

Pero en tiempos de tanto individualismo, falta de tiempo y consumismo desaforado, hay algunas cuestiones que se desvirtúan. Ya que es claro que se pierde el sentido de lo que se está festejando, o recordando. Se nos olvida agradecer por la familia por darle prioridad al consumismo de quien recibe el mejor obsequio, pasando por alto que el regalo es en sí un reconocimiento de afecto. Pero no necesariamente el regalo en cuanto objeto, ni el costo del mismo, sino la acción de regalar.

Sería importante no perder de vista estas cuestiones. Y entre tanta agitación y compromiso, hacer el intento de rescatar el sentido verdadero de ciertas tradiciones. Y, ¿por qué no?, cuestionar ciertos rituales que a veces incomodan. Con el único y elemental objetivo de reencontrarse con el disfrute, de representar el verdadero sentido de las celebraciones. Y así, volver a brindar por una verdadera noche de paz y de amor. Vale la pena intentarlo.


domingo, 6 de diciembre de 2009

Dia 2

Lo más lógico es que después del día que tuve ayer me fuera a la cama temprano, por una parte para recuperar energías y por otra para hacerle un pato yañez a ese abismo que pasó frente a mi.
Pero no, como siempre me quede hasta muy pasada la madrugada leyendo en Internet, escuchando música, buscando algún software interesante con el que weiar un rato.

Es así que nuevamente desperté como un zombie... aunque no tanto como la vez pasada. Sin embargo, lo realmente molesto es sentir que este departamento es sólo eso: un techo donde dormir. Ya que despertar con la familia entera (hasta la abuela) del otro personaje que ocupa este territorio durmiendo en el living no es para nada agradable...

Pero en fin, me correspondía laborar por lo que no estaría en todo el día en la casa, así que mejor no calentarme la cabeza. Pero contrario a lo que pensé en un principio, no fue una jornada entretenida que se pasó rápidamente. Sino que opuestamente fue una larga, tediosa y agotadora jornada laboral que, entre otras cosas, estuvo cargada de reflexiones.

Esto porque el abismo que creía no me wearía hasta la noche se adelantó y aún en esas productivas horas se interpuso frente a mi. Por otra parte también influyó las frases y reflexiones que estaba haciendo un peculiar compañero y que no pude evitar procesar...

Y así, fue un día normal, no común pero sí normal en el que... no sé, pasó lo que tenía que pasar nomas. Y ahora, nuevamente cagao de sueño me encuentro a altas horas de la madrugada (2:43 ya) escuchando música, bebiendo una cerveza, pensando y cayendo. (sí, puntual como siempre el abismo se hace presente en las noches como esta.)

sábado, 5 de diciembre de 2009

Dia 1


3 horas de sueño debido a trabajos universitarios sólo provocaron que despertara y me mantuviera como un zombie al menos la mitad del día.
Éste se resumió en prueba, entrega de trabajos, termino de otro y su posterior entrega, resultado de ramos (con certeza 3 de 7 ya aprobados) y una despedida bastante agria con una amarga falta de emotividad debido al contexto ocupacional de hoy.
Sin embargo, todo lo que debí hacer en términos académicos, sumado a un agradable picnic en la playa con mis compañeros y el posterior upgrade a windows 7 que le hice a un amigo me mantuvieron lo suficientemente ocupado como para ignorar el imponente abismo de soledad al cual me estaba avecinando (y frente al cual me encuentro en estos momentos).

Pero es justamente en la pasividad de esta noche (de esta y de todas las putas noches que se avecinan) en la que me veo reducido a un insignificante insecto que desearía la noche fuera más corta...